CRIANDO EXCELENTES REINAS

El diámetro de la celda real: La celda real artificial empleada en un criadero es de 9 mm, idéntica al diámetro de una celda real de enjambrazón o de reemplazo. Este espacio permite desarrollar el aparato reproductor de la futura reina en toda su plenitud, especialmente los ovarios.
Cada ovario de una reina bien criada posee unas 180 ovariolas y el peso de esa reina debe ser como mínimo de 200 mg.
En cambio, la futura reina de un “núcleo ciego”, ha sido criada en una celda de obrera, que tiene 5,25 mm de diámetro. Aunque las abejas destruyan una parte de las paredes y la amplíen el espacio puede quedar más limitado, lo que inhibirá la potencial expansión de su aparato reproductivo y producirá una reina con menos ovariolas, es decir, con menos capacidad de poner huevos.
Tipo de larva alimentada : en un “núcleo ciego”, las abejas huérfanas alimentarán con jalea real a numerosas larvas, algunas muy jóvenes -menos de 24 hs. de vida- mientras que otras larvas empiezan a recibir jalea entre 48 y 72 hs. después que eclosionaron del huevo.
¿Qué sucede entonces?, que muchas larvas que ya recibieron alimentación de obrera, repentinamente son alimentadas con jalea real, cuando su desarrollo estaba orientado para ser obreras.
De estas larvas surgen formas reinas con alguna característica de obrera, menos eficaces en la tarea de poner huevos. Lamentablemente las reinas que nacen primero son las criadas a partir de larvas grandes, y estas destruyen las celdas reales de larvas más jóvenes, que recibieron jalea real desde la etapa más temprana de su desarrollo y que eran potencialmente mejores.
Cantidad de abejas: se estima que son necesarias unas 250 abejas nodrizas para alimentar una larva de reina.
En un “núcleo ciego” difícilmente existe tal cantidad de abejas nodrizas para la cantidad de celdas reales que son iniciadas.
Pocas veces se han investigado las causas de la pérdida de reinas en el vuelo nupcial, a excepción del gran criador ya fallecido Jacinto Naveiro.
Se ha comprobado que la deficiente alimentación durante la etapa larval da como resultado reinas mediocres, que fallan en retornar al núcleo de fecundación.
Esperamos que las razones expuestas sean suficientes para comprender por qué el uso de los “núcleos ciegos” no es el método más eficaz para reponer bajas o hacer crecer el colmenar, y para hacer pensar que la multiplicación puede hacerse por otros caminos con mejores resultados.